jueves, 25 de diciembre de 2008

Las lalias

Las lalias
Por: Sófocles

La semana pasada se dejó para consejo de los expertos la adopción de la palabra que definiera la persona con un hábito patológico de proferir palabras obscenas y malsonantes.
La propuesta estaba entre coprolálico y coproláliaco. Recibí la amable colaboración del psiquiatra cartagenero, doctor Álex González. Se inclina por la primera palabra mucho más fácil de pronunciar que la alternativa. Nos envía una lista de lalias de uso común en su profesión y nos ilustra con un agradable y temido interrogatorio de clase al estilo de su profesor el también eminente psiquiatra cartagenero doctor Ghisays. No todas las palabras del doctor Ghisays figuran en el Diccionario, por lo que es conveniente ir cambiando el concepto de que sólo lo que está en el Diccionario o en el Depedé se puede usar. Éste es el interrogatorio:

–Dígame qué es palilalia.
–Repetir la última palabra de la frase.
–Muy bien, ¿y coprolalia?
–Decir frecuentemente palabras obscenas.
–Ahora, ecolalia.
–Repetir lo que otro dice.
–¿Y qué es taquilalia?
–Hablar muy rápido.
–¿Y bradilalia?
–Hablar muy lentamente.
–¿Y eulalia?
–Hablar bien.
–No, Eulalia es una prima mía.

Gazapera 22 Diciembre 2008
Dirección web fuente: http://www.elespectador.com/impreso/opinion/gazapera/articuloimpreso101362-lalias

Luruaco y la arepehuevo

Luruaco y la aerepehuevo
Por: Sófocles

Con el equipaje aligerado y el séquito disminuido hicieron su primera jornada hasta Turbaco. Prosiguieron al día siguiente con buen tiempo, pero antes del mediodía tuvieron que guarecerse bajo un campano, donde pasaron la noche expuestos a la lluvia y a los vientos malignos de las ciénagas.
El general se quejó de dolores en el bazo y en el hígado, (…) Al amanecer estaba en tal estado de postración, que lo llevaron sin sentido a la villa de Soledad». El general en su laberinto, Gabriel García Márquez.
Algunas premisas nos llevaron a mi amigo turbaquero el doctor Álex González y a mí a concluir que no fue a Turbaco donde llegaron, sino a Luruaco: 1.° Quien salga de Cartagena, por despacio que camine, no se demora una jornada para llegar a Turbaco. 2.° El campano, bajo el que se guarecieron, queda a menos de media jornada de donde salieron el segundo día. La región de Luruaco es famosa por sus ciénagas mas no la de Turbaco. 3.° El camino que de Cartagena iba a Soledad (la actual carretera de la Cordialidad) no pasaba por Turbaco, mas sí por Luruaco (como hoy la carretera). 4.° Quien se hubiera enfermado a menos de media jornada de haber salido de Turbaco se habría devuelto para Cartagena donde habría encontrado mejores recursos que en Soledad; pero a casi jornada y media de Cartagena (en caso de haber salido de Luruaco) era más fácil llegar a Soledad en otra media jornada. Después de este análisis, compartí con mi amigo el hecho de que las arepas de huevo de Luruaco eran únicas en toda la región. Hasta ahí íbamos muy bien en la privacidad de nuestros correos electrónicos, pero al pasar a este examen público, mejor era consultar algunos datos. Uno de ellos, el uso de la expresión culta arepa de huevo y no la popular que siempre hemos escuchado: arepehuevo. Tamaña sorpresa me llevé al encontrar en la página web oficial de Luruaco que no sólo no acepta la expresión popular, sino que la reemplaza por Arepa con Huevo (así, con mayúsculas y todo). Acudí a William Jiménez, uno de mis costeños de cabecera, a quien desenterré en El Bagre, y le pedí que me certificara si en su vida de costeño había escuchado a otro decir arepa con huevo. Su certificado fue negativo.

Gazapera 24 Noviembre 2008
Dirección web fuente:
http://www.elespectador.com/impreso/articuloimpreso93183-luruaco-y-aerepehuevo

lunes, 8 de diciembre de 2008

Ermita con hache

El Universal de Cartagena del domingo 7 de diciembre de 2008 publica la feliz noticia de que J.O. y K.P. celebraron el bautizo de su hijo A.D.O.P. realizado en la Iglesia la Hermita de El Cabrero. Usted me perdonará, señor redactor, pero hasta un ermitaño sabe que Ermita se escribe sin hache. He consultado varios diccionarios y ninguno reconoce la palabra Hermita, si bien en muchos lugares se escribe erróneamente con hache. A propósito, comento que el significado de la palabra de marras proviene del latín eremita y consiste en "Capilla o santuario, generalmente pequeño, situado por lo común en despoblado y que no suele tener culto permanente", por lo cual nuestra querida capilla del Cabrero se sigue llamando Ermita más por tradición que por sus circunstancias actuales, ya que no está en despoblado y tiene culto permanente. Se despide este "hermitaño".